martes, 14 de junio de 2011

GERMEN PARTE 1








COMPOSICIÓN LITERARIA


-Hoy me he levantado, he visto que llovía y a pesar de esto he abierto la ventana.
-Esta mañana cuando me levante, tome de la cafetera un café, me dirigí hacia la ventana y atraves de esta pude observar como la lluvia inundaba las calles empedradas y poco transitadas, también vi, aunque no lo crean, como los restos de un australopithecus desenterrados por la lluvia eran devorados por un enorme cocodrilo que había sido arrastrado por las furiosas aguas.

-Al dar un paseo por aquel olvidado pueblo, decidí tomar un café en aquella tienda de esquina que aun quedaba, al entrar observe a una anciana tendera que con esfuerzo arrastraba una viejas sandalias y en sus arrugadas y débiles manos llevaba una antiquísima cafetera que emanaba un excelente olor a café campesino, muy amablemente sirvió dos buenas tazas de café; una para ella y otra para mi, le pedí que me contara una vieja historia… ella con voz alegre para su edad se sentó a mi lado, y mirándome a los ojos empezó a narrar;  contó que en ese viejo pueblo, hace ya muchos años en un caserío cerca de las montañas, vivió un hombre temido y despreciado ya que para la mirada inclemente de la gente era solo un hombre de mirada caída, de mal aspecto y de comportamientos no muy normales ni decentes…. Algunos lo llamaban el “australopithecus de la montaña” ya que para algunos era como un misterioso animal, fue rechazado, excluido e irrespetado por la gente. Paso el tiempo y el desprecio por aquel hombre no cambio, para la gente era molesta la presencia de este hombre, y en un imperdonable acto de intransigencia la gente quiso sacar a este hombre del pueblo para no tener que soportarlo; contrataron a cuidadores de cocodrilos para que llevaran a uno de estos despiadados animales al caserío donde vivía el hombre para que este se asustara y se fuera definitivamente del pueblo, lo que la gente no sabía era que este hombre era un cazador profesional y no le temía a ese cocodrilo, todo lo contrario, el hombre controlo al furioso cocodrilo y lo dejo amarrado e indefenso…. La gente al ser espectadores de esta fantástica escena aplaudieron al heroico hombre que antes había sido una amenaza para el pueblo… le pidieron disculpas por pensar tan mal de él y le ofrecieron quedarse en el pueblo para defenderlos… el hombre acepto, pero en el fondo lo asedio un cuestionamiento que le duro toda la vida…- “¿Quiénes realmente se comportaron como australopithecus?…. Yo al callar mi sabiduría, o ellos al actuar sin medida… dejándose llevar por un tonto instinto de superioridad?.


La anciana algo confundida acabo la historia, nunca dejo de mirarme a los ojos, le pregunte si algo le sucedía, ella al fin bajo su mirada y dijo… “mi padre me conto esta historia cuando era solo una pequeña niña… desde aquel día he tratado de dar respuesta al cuestionamiento de aquel hombre… y aun no lo he logrado…, usted es muy joven seguramente algún día lograra responder estas preguntas…” al escuchar a esta noble anciana solo pude prometerle tratar de responder estas preguntas algún día….


Ya han pasado algo más de 20 años desde aquel día… y hasta hoy puedo comprender que aún somos como australopithecus… tal vez el cuerpo de muchos humanos ha cambiado…  pero la mente de pocos ha evolucionado.